Un Diario de Hermenéutica Aplicada – ¿Qué es la Intencionalidad?

En la primera edición de este diario, la intencionalidad fue definida como «el acto tácito de llenar los espacios vacíos dejados por la percepción sensorial directa, o el acto de enriquecer el fenómeno observable a través de la intención«. Esta definición es un intento de mantenerse alejado de las explicaciones filosóficas estándar de la intencionalidad. El concepto de intencionalidad tiene una importancia clave para dilucidar los temas de la brujería como temas legítimos para discursos filosóficos. La propuesta de este diario —hermenéutica aplicada— se expresa a través de la revisión y reinterpretación de temas pertinentes a la disciplina de la filosofía; temas que son congruentes con otros asuntos pertinentes a la disciplina de la brujería.

En la disciplina de la filosofía, la intencionalidad es un término usado por primera vez por los Escolásticos en la Edad Media para definir, en términos del movimiento natural y antinatural, la intención de Dios en relación con su creación y el libre albedrío del hombre para elegir o rechazar una vida virtuosa; los Escolásticos fueron eruditos del oeste europeo que desarrollaron un sistema de enseñanza teológica y filosófica basado en la autoridad de los Padres de la Iglesia, así como en Aristóteles y sus comentaristas.

El término intencionalidad fue reestructurado a finales del siglo XIX por Franz Brentano, un filósofo alemán cuya principal preocupación fue encontrar una característica que separara los fenómenos físicos de los mentales. Él dijo: «Todo fenómeno mental se caracteriza por lo que los filósofos de la Edad Media llamaban la inexistencia mental de un objeto y lo que nos gustaría llamar referencia a un contenido, la dirección inmediata a un objeto, que en este contexto no debe ser comprendida como una cosa real. En la representación, algo es representado; en el juicio, algo es reconocido o rechazado; en el deseo, algo es deseado. Esta inexistencia intencional es una peculiaridad exclusiva de los fenómenos mentales. Ningún fenómeno físico demuestra ninguna semejanza con ello. Por lo tanto, podemos definir los fenómenos mentales afirmando que tales fenómenos contienen objetos en sí mismos como vía secundaria de la intencionalidad».

Brentano entendió que la intencionalidad es la propiedad de todo fenómeno mental de encerrar objetos como inexistentes, combinados con la propiedad de referirse a esos objetos. Por lo tanto, para él, solo los fenómenos mentales encierran intencionalidad. Así, la intencionalidad se convierte en la característica irreductible de un fenómeno mental. Él argumentó que, puesto que ningún fenómeno físico podía encerrar intencionalidad, la mente no puede originarse del cerebro.

En la disciplina de la brujería, existe una entrada llamada intento. Esta entrada se refiere a la definición de intencionalidad que fue atribuida a este diario: «el acto tácito de llenar los espacios vacíos dejados por la percepción sensorial directa, o el acto de enriquecer el fenómeno observable a través de la intención«. Los brujos sostienen, tal como Brentano intuyó, que el acto de intentar no está en el reino físico; en otras palabras, la intención no es parte de la fisicalidad del cerebro o de cualquier otro órgano. La intención, para los brujos, trasciende el mundo que conocemos. Es algo como una onda energética, un haz de energía que se une a nosotros.

(Carlos Castaneda, Un Diario de Hermenéutica Aplicada)

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