Sintaxis
Un hombre mirando fijamente sus ecuaciones
dijo que el universo tuvo un principio.
Hubo una explosión.
Un estallido de estallidos, y el universo nació.
Y se está expandiendo.
Incluso había calculado la duración de su vida:
diez mil millones de revoluciones de la Tierra alrededor del sol.
El globo entero aclamó.
Consideraron que sus cálculos eran ciencia.
Nadie pensó que al proponer que el universo comenzó,
el hombre simplemente había reflejado la sintaxis de su lengua materna;
una sintaxis que exige
principios, como el nacimiento,
y desarrollos, como la maduración,
y finales, como la muerte,
como enunciados de hechos.
El hombre dijo que el universo comenzó,
y que está envejeciendo;
y morirá, como mueren todas las cosas.
El hombre murió entonces después de haber confirmado matemáticamente
la sintaxis de su lengua materna.
La Otra Sintaxis
«¿Realmente comenzó el universo?»;
y, «¿Es cierta la teoría del big bang?»
Estas no son realmente preguntas, aunque suenen como si lo fueran.
La verdadera pregunta es si
la única sintaxis que existe
es la sintaxis que requiere,
como enunciados de hechos
«principios», «desarrollos» y «finales».
Existen otras sintaxis.
Hay una que exige
que las variedades de intensidad se tomen como hechos.
Dentro de esa sintaxis, «nada comienza» y «nada termina».
Por lo tanto, el nacimiento, por ejemplo, no es un evento nítido y claro;
sino que el nacimiento es un tipo específico de intensidad;
y también lo es la maduración;
y también lo es la muerte.
Un hombre de esa sintaxis, revisando sus ecuaciones,
descubre que ha calculado suficientes variedades de intensidad
para decir con autoridad
que el universo nunca comenzó,
y nunca terminará.
Concluirá que el universo ha pasado, está pasando ahora, y pasará por siempre a través de
interminables fluctuaciones de intensidad.
Un hombre de esa sintaxis bien podría concluir que el universo mismo
es el carro de la intensidad,
y que una persona puede abordarlo
para viajar a través de cambios sin fin.
Concluirá todo eso, y mucho más,
quizás sin darse cuenta jamás
de que simplemente está confirmando
la sintaxis de su lengua materna.
(Carlos Castaneda, El Lado Activo del Infinito)
