Un Diario de Hermenéutica Aplicada – ¿Qué es la Fenomenología?

La Fenomenología es un método filosófico o un sistema filosófico propuesto por el filósofo matemático alemán Edmund Gustav Husserl (1859-1938) en una obra monumental cuyo título ha sido traducido como «Investigaciones Lógicas», publicada en tres volúmenes de 1900 a 1913. El término fenomenología ya había sido utilizado en círculos filosóficos desde los años 1700. La fenomenología significaba, entonces, la abstracción de la conciencia y la experiencia de su reino de componentes intencionales al describirlos en un marco filosófico; o significaba la investigación histórica en el desarrollo de la conciencia del yo, desde las primeras sensaciones hasta el pensamiento racional.

Fue Husserl, sin embargo, quien le dio el formato actual a la fenomenología. Él postuló la fenomenología como un método filosófico para el estudio de las esencias o el acto de colocar esas esencias dentro del flujo de las experiencias de vida. Él pensó en este proceso como una filosofía trascendental que solo trataba con los residuos dejados después de la reducción realizada. Él llamó a esta reducción «epoché», una categoría de significado o suspensión del juicio. El lema de Husserl fue «retorno al origen» cuando el problema se refería a cualquier investigación científico-filosófica. Retornar al origen implicaba tal reducción, por medio de la cual Husserl esperaba penetrar en cualquier investigación filosófica dada, como una parte integral, de un mundo que existe antes del inicio de la reflexión. Él pretendía que la fenomenología fuera un método para aproximarse a las experiencias de vida tal como ocurren en el tiempo y el espacio; es un intento de describir directamente nuestras experiencias tal como suceden, sin la pausa para considerar sus orígenes o sus explicaciones causales.

Para cumplir esta tarea, Husserl propuso la epoché: un cambio total de actitud donde el filósofo se mueve de las cosas en sí a sus significados; es decir, del reino de los significados objetivados –el corazón de la ciencia– al reino de los significados tal como se experimentan en el mundo inmediato de la vida.

Más tarde, otros filósofos occidentales definieron y redefinieron la fenomenología para adaptarla a sus especificaciones particulares. La fenomenología, tal como se presenta hoy, es un método que se resiste a las definiciones. Se dice que la fenomenología todavía se encuentra en proceso de definirse a sí misma. Esta fluidez es lo que promueve el interés de los brujos.

A partir de mi asociación con don Juan y otros practicantes de este linaje, llegué a la conclusión de que, al experimentar directamente sus prácticas chamánicas, la categoría de significado o la suspensión del juicio que Husserl postuló como la reducción esencial de toda investigación filosófica es imposible de realizar cuando se constituye como un mero ejercicio del intelecto del filósofo.

Alguien que estudió con Martin Heidegger, alumno de Husserl, me dijo que cuando se le preguntó a Husserl sobre una indicación pragmática de cómo realizar la reducción fenomenológica, él dijo: «¿Cómo diablos debería saberlo? Soy un filósofo». Los filósofos contemporáneos que han reelaborado y ampliado los parámetros de la fenomenología nunca convirtieron, en realidad, el tema en un objeto práctico. Para ellos, la fenomenología ha permanecido como un asunto puramente filosófico. En su campo, por lo tanto, esta categoría de significado es, en el mejor de los casos, meramente un ejercicio filosófico.

En el mundo de la brujería, la suspensión del juicio no es solo el comienzo deseado de cualquier práctica de investigación filosófica, sino la necesidad de cualquier práctica chamánica. Los brujos expanden los parámetros de lo que pueden percibir hasta el punto en que perciben sistemáticamente lo desconocido. Para lograr esta hazaña, tienen que suspender los efectos de su sistema normal de interpretación. Este acto se realiza más como una cuestión de supervivencia que como una cuestión de elección. En este sentido, los practicantes del conocimiento de don Juan van un paso más allá de los ejercicios intelectuales de los filósofos.

La proposición en esta sección de este diario es seguir las afirmaciones hechas por los filósofos y correlacionarlas con las realizaciones prácticas de los brujos que, por increíble que parezca, han trabajado sus prácticas, en muchos casos, sobre las mismas líneas que fueron propuestas por los filósofos occidentales.

(Carlos Castaneda, Un Diario de Hermenéutica Aplicada)

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